BIENVENIDA / WELCOME

Este blog es el instrumento de comunicación para todos los participantes en el Programa de Aprendizaje Permanente (P.A.P.) Comenius. Se trata de una asociación multilateral entre tres países: Turquía, Grecia y España. Nuestros centros educativos van a trabajar temas relacionados con la historia, las tradiciones, la religión, el ciclo festivo, etc. Y nuestro principal objetivo es estrechar los lazos que unen a estas tres culturas mediterráneas.

This blog is a communication tool for every participant in the Comenius Lifelong Learning Programme (L.L.P.). It is a multilateral association of schools in these three countries: Turkey, Greece and Spain. We are going to deal with subjects such as History, Traditions, Religion, The Festive Cycle, etc. And our main objective is to approach the similarities which these three Mediterranean cultures have.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Estambul en otoño / Istanbul in Autumn


¡Qué diferente puede resultar un lugar en tan sólo ocho meses a los ojos de quien lo observa como curioso visitante!

Fue a finales del pasado invierno cuando contemplamos la ciudad por vez primera, y, después de conocerla, no dudamos un instante en elegirla para compartir en ella el día del calendario en el que se celebra mundialmente la fiesta de la Tolerancia, nombre que titula nuestro proyecto. A ella volvimos a reencontrarnos en un espléndido marco de respeto y TOLERANCIA para trabajar, proyectar juntos el resto del curso y cruzar el Estrecho del Bósforo sellando nuestro compromiso por la Tolerancia, simbólicamente, en la convergencia de los dos continentes que une esta bella e impresionante ciudad.

Llegamos desde el aeropuerto contemplando el Mar de Mármara hasta Sultanahmet, pleno centro de la ciudad donde se erige la Mezquita Azul y Santa Sofía, descubriendo por segunda vez sus formas arquitectónicas redondeadas y sus imponentes y estilizados minaretes. En nuestra primera visita, las tiendas, bazares y restaurantes estaban tranquilos como aletargados tras unos meses de baja actividad. En cambio ahora todo estaba en pleno movimiento. La temporada turística se resistía a abandonar la ciudad y sus calles estaban llenas de turistas curiosos, embargados por los encantos que la ciudad ofrece, sorprendidos por la gentileza y atención envolvente de sus gentes que se ofrecen amable y desinteresadamente a orientarte espacialmente o a prestarte cualquier tipo de ayuda que precises.

Nuestra visita tenía como eje principal las sesiones de trabajo del programa Comenius que alternamos con un recorrido monumental diseñado por nuestros compañeros turcos de Incirliova que nos permitía admirar todo lo que veíamos y enlazarlo con la planificación de las tareas que vamos a ir desarrollando en los próximos meses. Cada vez que terminábamos una ruta turística, el bar del hotel se convertía en la Sala de Juntas, lugar donde finalmente nos sentábamos cómodamente para recapitular, tomar aliento y dar forma a todas las ideas que habían surgido durante el día. El ordenador portátil y las memorias flash fueron nuestros aliados.

Durante los itinerarios visitamos juntos muchos lugares de interés. Entre los edificios religiosos visitamos la Mezquita Azul, reluciente como acabada de construir, coqueta por fuera, amplia y grandiosa por dentro, muy luminosa por sus numerosas vidrieras y por las lámparas que mantiene encendidas. Aunque éramos muchos los turistas que entrábamos, también había muchas personas que acudían a rezar como parte de su ritual cotidiano, lo que nos permitía fácilmente observar y comprender sus movimientos. Desde allí, simplemente cruzando la calle llegamos a Santa Sofía, ahora museo, que muestra abiertamente las distintas etapas de su historia en el devenir de los siglos. Su estado de conservación no es demasiado bueno y aunque está siendo restaurada, presenta huellas patentes de su viaje por el tiempo y de las distintas comunidades que la han hecho suya. Por último, el domingo al anochecer estuvimos en la mezquita Eyüp, muy antigua, bordeada por un cementerio, el único que vimos en nuestra estancia. En la plaza que daba a la entrada del recinto se respiraba un ambiente muy localista. Parecíamos ser los únicos turistas, en contraposición con las anteriores, tan cosmopolitas. Estaba iluminada con largas hileras de bombillas y rodeada de puestos de diferentes mercancías por los que se paseaban varias comitivas de boda que animaban el entorno.

También visitamos varios palacios. Topkapi nos sorprendió por sus enormes dimensiones y por el tremendo poder de los sultanes. Encontramos muy curiosa la parte destinada al harem, cuyas paredes parecían querer contar los secretos de aquel micromundo habitado por bellas mujeres protegidas por eunucos para gloria y honra de su señor. También nos impresionó sobremanera el silencio significativo en las estancias en las que se exhibían las reliquias sagradas, la profunda convicción y el recogimiento espiritual de quienes se acercaban a contemplarlas, y, como fondo, el rítmico eco - para nosotros indescifrable - de los versos del Corán, que parecía tendernos una cálida alfombra que nos guiara en el recorrido.

No podemos olvidar los palacios a ambos lados del Bósforo. En la parte europea, Dolmabahçe, con todo el lujo del barroco exquisito y las estancias privadas, más sencillas, del padre de la patria, Atatürk. Y en la parte Asiática Beylerbeyí, el palacete estival, igualmente recargado.

También hicimos hueco para ver las Cisternas y el Bazar de las Especias, un verdadero placer para los sentidos, un mercado repleto de productos muy diversos que nos atrajo con sus múltiples aromas, colores y carteles anunciadores en un sorprendentemente buen español informando de la gran calidad de los productos y de que sus precios son inferiores a los de Mercadona, Eroski o el Corte Inglés. Allí los amables tenderos igual te invitan a su puesto para lograr que te lleves lo que nunca imaginaste comprar, o seducirte, ya sea con la mercancía o con su natural galantería. Otros simplemente se entretienen tratando de averiguar tu profesión o el lugar dónde viniste al mundo sin equivocarse en más de un par de manzanas. Toda una experiencia.

En suma, Estambul es una maravilla y sus gentes están bien a su altura. Si además a esto le añadimos la entrañable amistad que estamos paso a paso forjando con nuestros compañeros turcos y griegos, la estancia en ella ha sido una vez más demasiado corta y su recuerdo profundamente evocador.


Istanbul in Autumn

How different a place can be in only eight months for the curious observer!

It was at the end of last winter when we travelled to Istanbul for the first time, and we had no doubt in choosing it again to spend altogether the International Day for Tolerance, after which our project is named. We returned there to meet once more in a splendid setting of respect and TOLERANCE to work, plan the tasks for the rest of the course and cross the Straits of Bosphorus to seal our commitment for the sake of Tolerance, symbolically, in the borderline of the two continents into which this impressively beautiful city is divided.

We got into the city along the road from the airport, admiring the Marmara Sea till we reached Sultanahmet, the very city-centre, where the Blue Mosque and Saint Sophia are, discovering for the second time their rounded architectural lines and their imposing and stylised minarets. In our first visit, shops, bazaars and restaurants were almost empty, numb after several drowsy months. On the contrary, this time they were fully alive. The touristic season had not still left the city and the streets were full of curious tourists, overpowered by the charms of the city, surprised by the generous attention of its people who kindly offer themselves to give directions, guide you or help in any possible way.

The main purpose of our visit were the working sessions of our Comenius Association which we alternated with sightseeing tours designed by our Turkish associates from Incirliova. That allowed us to admire what we were watching at the same time that we linked everything to the programming of tasks to be done in the following months. Every day, after the corresponding tour, the hotel bar was the meeting lounge, the place were we comfortably sat to share the experiences, reflect on the ideas flowing in our minds for the day and think how to work on them. The portable computer and the flash memories were at this stage very helpful allies.

We visited a lot of places of interest. Among the religious buildings we entered the Blue Mosque, shiny as if just built, smart from the outside, wide and magnificent inside, well lit as well by its many stained glass windows as by its constantly switched on lamps. Although there were plenty of tourists, there were also many local people praying as part of their daily routine, which allowed us to easily understand their ritual movements. From there, just across the street, we reached Saint Sophia, a museum nowadays, which clearly shows its different periods along history. In spite of the fact that it is being restored, its conservation state is not so good and its old age can be appreciated as well as the traces of all the communities who made it theirs. Thirdly, on Sunday just after dawn, we went into Eyüp Mosque, a very ancient building surrounded by a cemetery, the only one we saw during our stay. In the previous square there was a very local atmosphere. We seemed to be the only tourists in contrast with the two -so cosmopolitan- first ones. It was lit by long lines of hanging bulbs and it was surrounded by stands selling different goods around which there were several wedding processions livening up the place.

We also visited some palaces. Topkapi surprised us by its huge area and by the great power of Sultans. We found the Harem very interesting. Its walls seemed to be eager to tell us the secrets of that microworld inhabited by pretty ladies protected by eunuchs to serve and honour their lord. We were also very much overwhelmed by the meaningful silence in the rooms where the prophets’ relics were exhibited, the deep convictions and the spiritual absorption of those who approached them, and as a background sound, the echo of the rythmic reading of Coranic verses which seemed to have knitted a warm carpet to guide us through.

We cannot forget the Palaces on both sides of the Bosphorus. In the European bank, the luxurious exquisite baroque Dolmabahçe, with its simpler rooms used by the country`s father, Atatürk. And in the Asian side, the so fully ornamented Beylerbeyí, the summer residence.

We also had time to go into the Cisterns and the Spice Bazaar, a true pleasure for one`s senses. A market with a wide variety of products which attracted us by its exotic essences, different colours and the big notices in a surprisingly good Spanish informing of the high quality of all goods and that the prices were lower than in any or our shopping centres (e.g. Mercadona, Eroski or El Corte Inglés). There, the kind assistants invited us to go into their stalls trying to persuade us to take anything we had never even thought of its existence, or captivate us either with their products or natural gallantry. Other simply endeavoured themselves to guess what our profession was or the place where we were born, being surprisingly accurate in their answers. What an experience it was!

To sum up, Istanbul is a marvellous place and its citizens equal its magic. If we add to all that the caring friendship we are forging with our Greek and Turk partners, our stay in it has again been too short and its remambrance deeply evocative.

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